Tanto se ha insistido en que la risa es beneficiosa para la salud
(provoca que segreguemos endorfina, pone en marcha 400 músculos, eleva
nuestro nivel de adrenalina, mejora nuestra oxigenación...) que no es
de extrañar que un médico se haya decidido a recetarla. El doctor
Alfonso Niquete recomienda libros de humor a los pacientes con depresión
que pasan por su consulta en el centro de salud burgalés de
Villagallarda.
"Todo empezó a mediados de enero -nos cuenta- con
una paciente a la que trato desde hace unos años por episodios
depresivos. Le pregunté con qué ánimos empezaba el año y me contestó que
sólo tenía ganas de morirse. Para ver qué cara pone, le dije, y se me
quedó mirando desconcertada. Le expliqué que "Tengo ganas de morirme
para ver qué cara pongo" es el título de un libro divertidísimo, escrito
por Miguel Albandoz, que yo acababa de leer. Me lo regaló mi esposa por
Reyes y me lo leí de un tirón entre carcajadas. Entonces se me ocurrió
que a ella le convendría leerlo y se lo recomendé. La medicación es
importante pero, para luchar contra la depresión, es vital evitar que
nuestro cerebro se abandone a los pensamientos negativos. Hay que buscar
entretenimientos y cuanto más divertidos, mejor".
Desde ese día,
el doctor Niquete acompaña cada receta de medicamentos antidepresivos
con una lista de libros de humor para que sus pacientes se hagan con
ellos. Autores como Eduardo Mendoza, Jardiel Poncela, P.G.Wodehouse,
Evelyn Waugh, Tom Sharpe, David Lodge, Mark Twain, Fontanarrosa y Miguel
Albandoz, entre otros, figuran en la lista.
"¿Que siente usted una opresión en el pecho que no sabe por qué se puede producir? Lea los "Relatos para ensanchar costillas" de Josep Capsir. Contra la dichosa crisis de los cuarenta, "Cuarentañeras" de Regina Román. Voy añadiendo todos
los libros divertidos que se me ocurren, para que mis pacientes tengan
dónde elegir. No soy ningún experto en literatura, pero leo muchísimo y
me gustan especialmente las buenas novelas de humor".
Risa y
literatura como principios activos de la medicina contra la depresión.
O, con permiso de Lou Marinoff, más Albandoz y menos Prozac. A
propósito; ¿qué ocurrió con la paciente a la que el doctor Niquete
"recetó" la novela de Miguel Albandoz?
"La compró, la leyó y me
dijo que ese libro le había hecho pasar los mejores ratos que recordaba
en los últimos diez años. Después volvió otro día a mi consulta para una revisión de rutina. Le pregunté si
todavía tenía ganas de morirse; sonrió y me respondió: sí, doctor, para ver qué
cara pongo".