jueves, 4 de abril de 2013

Me duele aquí

El 3 de abril de 2013 nacía un nuevo periódico: El Independiente de Cádiz. Un proyecto muy especial porque está hecho por 30 periodistas, sin el respaldo de ningún grupo empresarial ni partido político.

El sueño de muchísimos periodistas: hacer tu propio periódico en el que contar aquello que tu propio criterio te pide contar. Una aventura, una utopía, ¿una locura? 

A mí estos 30 compañeros no me parecen locos sino emprendedores, valientes, amantes de su profesión... Eso sí, un poco insensatos sí tienen que ser porque tuvieron la ocurrencia de proponerme escribir en su diario una columna semanal sobre asuntos de la actualidad gaditana pero a mi aire. Criaturitas...

Como el proyecto me parece formidable y digno de apoyo (y como ellos son muy buena gente y yo no sé decir que no cuando me piden las cosas con buenos modales), acepté del tirón. Mi columna (oh sorpresa) se llama "Mejorando a peor". La primera tuvo el inesperado honor de aparecer en la contraportada del primer número de El Independiente, el miércoles 3 de abril, al lado de una preciosa foto del gran Gonzalo Höhr. Se titula "Me duele aquí".


-Doctor, me duele aquí. Pero no me venga con que me ponga allí porque, para empezar, con este dolor no tengo el culo para panderetas y, para terminar, le aseguro que me ponga donde me ponga me sigue doliendo aquí.

-Está bien, cálmese que no voy a salirle con pamplinas. Y vamos a repasar su historial que, por cierto, tiene tela. 

La cosa se puso seria cuando se le cerró, de golpe y porrazo, la glándula de delfi. Se intentó aliviar un poco la zona con un implante de gadirsolar pero no arraigó en el organismo. Y el alestis que le practicaron, aparte de no ser demasiado eficaz, me temo que está bastante tenguerengue.

Luego se le deslocalizó el visteón, sin que haya habido manera de descubrir la causa, porque estaba sanísimo. Por más que se insiste en el tratamiento veo que no hay forma de que terminen de desarrollársele las aletas.

Las funciones sanguínea y digestiva parecen aceptables. En cambio la función pública va de mal en peor de un tiempo a esta parte. En cuanto a las vías respiratorias, la única que me preocupa es la vía de alta velocidad, que no alcanza el ritmo adecuado ni a la de tres.

Bien el tejido epitelial, el muscular y el nervioso, pero está perdiendo tejido comercial a ojos vista; y del tejido industrial mejor no hablamos porque, para colmo, hace más de un año que apenas le llega el riego a las navantias y tienen toda la pinta de acabar por gangrenarse. Hasta en la dentadura tiene problemas con ese segundo puente que no se le termina de asentar.

Está claro que en el Puerta
del Mar, donde ya le han tratado todos los médicos y le han estudiado por dentro y por fuera con todas las máquinas que tienen excepto la del café, no dan con la solución. Así que le voy a pedir cita para un reconocimiento en el nuevo hospital de Cádiz. Mientras tanto le voy a recetar “Ajoyagüina” y “Pacienciol”, pero cómprelos a granel porque la espera podría hacérsele un poquito larga.




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