Aspirantes: hoy os vais a enfrentar a una prueba de presión.
Mejor dicho: de múltiple presión.
Presión porque, para empezar, os hemos traído a Cádiz, ciudad
en la que, a la vista del desmantelamiento industrial que sufre desde hace
años, da la sensación de que todo hijo de vecino tendrá que acabar viviendo del
turismo y la hostelería.
Por eso aquí la gastronomía se valora como en pocas partes
del mundo y se pone un enorme empeño en la formación de los futuros cocineros.
Esto es algo que os iban a explicar los profesores del Consorcio Escuela de
Hostelería de Cádiz pero, por desgracia, no han podido venir porque se están
manifestando para reclamar que les paguen lo que les deben desde que la gestión
del centro pasó de la
Consejería de Empleo de la Junta a la de Educación.
Más presión porque hoy contaremos con un jurado de
excepción: El Chef del Mar, Ángel León, cuyo restaurante en El Puerto de Santa
María luce una estrella Michelín y que acaba de recibir el Premio Nacional de Gastronomía
como Mejor Jefe de Cocina de España. Un fenómeno al que le das tres cuartos de
hora y una caña de pescar y te planta ante las narices un borriquete asado con
ñoquis de salicornia y emulsión de chirlas que en cuanto te lo arrimas a la
boca te hace sentir que estás sentado en la mesa presidencial del banquete de
coronación de Neptuno.
Y todavía más presión porque tendréis que demostrar vuestras
habilidades culinarias dentro de un Bien de Interés Cultural: en los talleres de
cocina de la Escuela
de Hostelería Fernando Quiñones ubicada en el Edificio Valcárcel.
Aspirantes: disponéis de cuarenta minutos (con suerte)
y
todos los ingredientes que tenéis a mano, para preparar el plato que os apetezca,
evitando que os caigan calichas del techo y las paredes dentro de las ollas,
cazuelas y sartenes y presentar vuestras creaciones al jurado antes de que alguna
parte del edificio se os derrumbe encima.
(Publicado en El Independiente de Cádiz el 3 de julio de 2013)
Chof, chef y chaf, aparezco a tu lado. A ver si el chof se convierte en chas y la bruja buena se deja caer por Cádiz de una maldita vez. Es increíble que pasen estas cosas en una ciudad que toca el cielo cada día que se despierta.
ResponderEliminarUn saludo