jueves, 27 de junio de 2013

Coactastrófico



Ni Aragón, ni Gago, ni Remolino, ni los Carapapa, ni Quiñones… ¿Y si a otros grandes les diera por pensar que el Concurso se está devaluando tanto que no merece la pena salir? Fabulemos. 

Las renuncias se suceden en cascada. Incluso algunos que pensaban volver aparcan el retorno para otro año. 

Los grupos de medio pelo y los de fuera de la provincia, que al principio veían en las ausencias su gran oportunidad, se echan atrás temerosos de que el público del Falla esté tan cabreado que muerda a cualquiera que salga al escenario en cuanto masque una letra o disfrace de cuplé un chiste viejo.

Agrupaciones de Sevilla confabulan para montar en su ciudad un certamen alternativo, el CACA Concurso de Agrupaciones de Carnaval de Andalucía y hasta negocian con Canal Sur. Pero Canal Sur les dice que ya les queda tan poco personal que no podrían retransmitir ese concurso ni el del Falla ni el de monólogos del Pay-Pay.

Ante las escasas inscripciones, el jurado de 2013, con cierto sentimiento de culpa, saca la chirigota “El gusto es nuestro (y de nadie más)”; cámaras de Onda Cádiz el cuarteto “Ni al séptimo descansó”; la corporación municipal y sus allegados el coro “Desde allí enfrente se ve mejor” y la oposición una comparsa.

Aún así hay tan pocos grupos que sólo se celebran dos fases: Prelifinales y Recuperación.

En la ciudad de Cádiz le dan el primer premio de coros al del ayuntamiento y Julio Pardo, que no participa, se agarra un rebote del quince.

Y en la calle, como todos los ausentes han sacado algo, el guirigay es tremendo. Los grupos cantan unos pegados a otros y ni el público ni los componentes se enteran de lo que interpretan. El Soleta canta por arribita “me han dicho que a ritornelo” mientras sujeta un cartel de romancero en medio de la chirigota del Sheriff… 

Y ahora dejémonos de fantasías porque al final, falte quien falte, lo más probable es que no pase absolutamente nada.



 (Publicado en El Independiente de Cádiz el 26 de junio de 2013)

jueves, 20 de junio de 2013

En una palabra



TE: Agua caliente que adquiere el color, el aroma, el sabor e incluso el nombre de unas hierbas que se sumergen en ella. Para los ingleses, una auténtica delicia; para mí, las dos primeras palabras de la definición.

ENTE: Lo que viene siendo un ser que es, existe o puede existir. Ahí queda eso. En algunas zonas, en el habla coloquial, se utiliza para referirse a una aglomeración considerable de personas; por ejemplo: “oú, pisha, qué de ente hay en el bar, oé”.

DIENTE: Órgano anatómico duro que suele estar acompañado por otros como él dentro de la boca y que sirve para morderse las uñas mientras se devana uno los sesos pensando en cómo carajo lograr algo de dinero para llevarse al buche un poco de comida por lo menos un par de días a la semana. Dícese también de cada una de las puntas de un serrucho, herramienta en desuso en los últimos tiempos porque, con tan poca obra, en Cádiz apenas se sierra nada. Bueno, sí:  se “sierra” Delphi, se “sierra” Gadir Solar, se “sierra” Altadis, se “sierra” un comercio detrás de otro…

PENDIENTE: Que cuelga. Si lo hace mucho es un pendón. También se dice de algo que está por terminar, como la obra del Segundo Puente, el Parque Empresarial de Las Aletas o la actuación (por llamarla de alguna manera) del cuarteto que tuvo el dudoso honor de salir antes de la comparsa de Juan Carlos Aragón en el concurso del Falla de este año.

DEPENDIENTE: Persona encargada de atender a la clientela en un comercio. Especie en peligro de extinción en esta ciudad por motivos que se citan en este mismo texto un poquito más arriba, al final de la definición de ‘diente’.

INDEPENDIENTE:
Dícese de aquel individuo que actúa a su libre albedrío, siguiendo únicamente sus propios criterios y convicciones. O que ignora estar actuando según los criterios y convicciones que le ha inculcado alguien más poderoso y más independiente que él. ¡Ah! Y este periódico, por supuesto.



(Publicado en El Independiente de Cádiz el 19 de junio de 2013)

jueves, 13 de junio de 2013

Chirigoland



Dejarse ya de tanta pamplina con el Museo del Carnaval, home. Que si en la plaza de la Reina, que si en Guerra Jiménez entre la trasera de Correos y los puestos de churros… 

Lo que hay que hacer es pensar a lo grande. ¿Un museo? Altura de miras, señores: vamos a construir un parque temático. ¿Que no? Eso sí que iba a traer turismo a Cádiz. 

Y por sitio donde ubicarlo no va a ser. Anda que no hay espacio para un parque temático del Carnaval de Cádiz en Las Aletas. O más cerca, en los terrenos de Delphi o en los que va a dejar libres Altadis. O en el solar de Loreto donde ya no irá el hospital.

Ya me parece estar viendo a los visitantes agitándose a toda velocidad, ahora cabeza arriba, ahora cabeza abajo, en la tremenda montaña rusa “Los que vinieron de Leningrado porque no era de su agrado”. 

Gritando en la vertiginosa torre de caída libre desde “El cielo de Cádiz”. Pasando “Terror terrorífico en la casa del horror horroroso”. 

Retando a pelear con armas de gomaespuma a “Los gladiadores de la Caleta” y “Los cruzados mágicos”. Tratando de vislumbrar su futuro en las mágicas bolas de cristal de “Las pito-risas”. 

Dejándose la calderilla en el salón de tragaperras “Los duros antiguos” y sacando brillo a la tarjeta de crédito en la galería comercial “Lo que diga mi mujer”. 

Intentando localizar a sus niños más chicos semihundidos en la piscina de bolas de colores de “Los hinchapelotas”. 

Reponiéndose en “Los puestos de h’lao”, la taberna “El que la lleva la entiende”, el restaurante “Los Juan Palómez” o la arrocería “To pa ella”. 

Castigándose luego los estómagos con el bestial balanceo de la góndola “La serenísima”. Pasándolas canutas en el escalofriante simulador de vuelo supersónico “La mare que me parió”.

Disfrutando del magnífico panorama desde la gigantesca noria “Los valientes” que gira mientras se escucha por los altavoces al Sheriff cantando: “tengo una noria, señoreeees…”



(Publicado en El Independiente de Cádiz el 12 de junio de 2013)

jueves, 6 de junio de 2013

Títeres

Durante cuatro días Cádiz se ha convertido en la capital de los títeres, merced a la trigésima edición de su Festival Internacional. Pero llegó el lunes y se terminaron los títeres.

Ya.

¿Significa eso que no veremos a esos carguitos y carguetes moviendo los labios mientras salen por sus bocas las consignas emitidas por quienes los manejan?

¿Ni a esos combativos portavoces opositores que se encabritan o se dulcifican según la fuerza con que jalen de los cordeles quienes manipulan desde lo alto sus evoluciones?

¿Concluyeron las arengas de ciertos cabecillas de la lucha obrera que se agitan con bravura sólo cuando se mueve la larga mano que los controla desde dentro?

¿No quedan ciudadanos que se adhieren con su mejor voluntad a plataformas que afirman defender el patrimonio histórico pero cuyo objetivo oculto es entorpecer los planes de los rivales políticos de quienes dirigen en secreto tales plataformas?

¿Ni los que participan con sincero fervor en movimientos revolucionarios de espontaneidad programada?

¿Desaparecieron los autores de carnaval que se jactan de escribir con absoluta libertad y cuyos renglones siempre se tuercen en la misma dirección?

¿Se fueron los expertos críticos que se vanaglorian de opinar con objetividad pero lanzan sus punzantes dardos con los dedos del rencor, propio o de sus superiores?

¿Se han retirado los opinadores profesionales de sólidos principios capaces de decir hoy en Radio Pupa que un muro es negro y afirmar que es blanco al día siguiente en Radio Guay?

¿Ya no hay "perrodistas" adalides de la libertad de expresión que ensucian páginas al dictado de la voz de sus amos?

¿Ni "miedodistas" que acuden a convocatorias sólo para que los convocantes constaten la presencia ante sus narices de las esponjillas de diferentes colores que cubren los micrófonos?

Iba a seguir escribiendo pero no puedo; se me ha enredado el brazo en uno de los cordeles…



(Publicado en El Independiente de Cádiz el 5 de junio de 2013)